El primer día de vacaciones estaba emocionada por llegar al Puertito de Güimar. Cuando llegué, deje mis cosas en el apartamento y me asomé al balcón, vi que estaba una amiga, Laura, baje corriendo a la piscina. Nos dimos un abrazo y, de repente, me cogió y me tiro a la piscina, en realidad, no me importó, sobre todo porque luego yo la tiré a ella.
Nos fuimos a dar una vuelta por la playa cuando miramos fijamente a una persona, pensábamos que era una amiga nuestra, Cristina. Nos acercamos, la miramos y… ¡Era ella! La tiramos al agua y, desgraciadamente, nosotras también nos caímos. Teníamos pantalones, camisetas, hasta calcetines. Pero nos dio igual porque ya había empezado el VERANO.
Al día siguiente estaba muy cansada pero me dio igual, me levante, miré la hora… eran las 12:00. ¡Como pude estar durmiendo tanto tiempo! Toqué a Laura, que también era mi vecina, y tardó en abrirme pero cuando me abrió me dijo:
-¿Qué haces despierta a esta hora? Yo le respondí:
-Son las 12:00 ¿Qué quieres que haga?
Luego me di cuenta de que eran las 9:00. Después fuimos a la playa. Esta playa no tiene nombre pero nosotros la llamamos la L, hay tres playas más, las llamamos T y la I. Las llamamos así porque los rompeolas tienen esas formas. Nos lo pasamos genial, jugando, enterrándonos en la arena, etc. Casi todos los días hacíamos lo mismo; ir a la playa, al muelle, a la piscina…
En mitad de agosto me fui al Siam Park con unas amigas, me lo pase súper bien y nunca estaba quieta… bueno menos en la cola, aunque la verdad estaba saltando todo el rato porque el suelo estaba muy caliente.
Me subí en todo, en realidad en casi todo. Cuando regresamos del Siam Park, nos fuimos directamente a la piscina, y nos tiramos de cabeza. Nos sacamos un montón de fotos.
Era septiembre e iban a empezar las clases. Estaba entusiasmada e iba a ver a todos mis amigos, iba a empezar una nueva etapa.
Laura Ramos Pérez